El Sauvignon Blanc complementa perfectamente sabores marinos sutiles gracias a su frescura y mineralidad.

• Ceviche de pescado blanco o camarón: el ácido del vino refuerza el del limón/lima del ceviche, mientras su perfil herbal realza el cilantro.
• Sashimi o nigiri de salmón, atún, lubina: su limpieza en boca equilibra la grasa del pescado crudo.
• Ostras frescas: el sabor salino y mineral de las ostras se alinea con la mineralidad del vino.
• Mejillones al vapor con vino blanco, ajo y perejil: el vino se integra al plato como ingrediente y acompañante.
• Tartar de atún con mango o aguacate: el toque frutal tropical del vino se realza con frutas dulces.

Por su perfil cítrico y herbáceo, el Sauvignon Blanc es ideal con platos verdes, crujientes o con notas terrosas sutiles.

• Ensalada de espárragos con parmesano y nueces: su acidez equilibra la grasa del queso y resalta los sabores vegetales.
• Risotto de arvejas, menta y limón: armoniza con las hierbas frescas y el dulzor de la arveja.
• Pasta al pesto (albahaca o rúgula): las notas herbales del vino acompañan y no opacan el pesto.
• Tarta salada de espinaca y queso de cabra: ideal para un brunch o almuerzo ligero.

El Sauvignon Blanc es uno de los mejores vinos para maridar con quesos de cabra y de corte blando.

• Chèvre (queso de cabra): este es el maridaje clásico; la acidez del vino corta la textura cremosa.
• Burrata o mozzarella fresca con albahaca y tomate: destaca la frescura y aporta limpieza.
• Feta con aceitunas y tomate cherry: ideal para tapas o platos tipo mediterráneo.

La acidez y perfil herbal de este vino acompaña bien las carnes blancas, especialmente cuando se preparan con hierbas o frutas.

• Pollo marinado en limón, ajo y romero: la acidez del vino complementa el limón del plato y resalta las hierbas.
• Pechuga de pavo con salsa de mango o chutney de manzana verde: suaviza la carne blanca con un contraste de frescor.
• Ensalada de pollo con mayonesa de albahaca y espinaca baby: ideal para un almuerzo primaveral.

El vino resalta sabores cítricos, especias suaves y hierbas frescas de estas cocinas.

• Tacos de pescado con col morada y crema de lima: el vino equilibra la grasa y refresca el paladar.
• Rollitos vietnamitas frescos con salsa de maní o tamarindo: resaltan sus notas cítricas.
• Ensaladas tailandesas con mango, menta, albahaca, camarones: combinan bien con las notas tropicales del vino.

• Platos muy cremosos
• Carnes rojas
• Salsas oscuras
• Postres dulces
• Comidas muy ahumadas

Estos sabores son demasiado pesados o dulces, y opacan la acidez, frescura y notas herbales del vino, haciéndolo parecer ácido en exceso o desequilibrado.